Fomentar el
aprendizaje basado en el pensamiento
Cuando el objeto de aprendizaje es algo tan intangible e
incorpóreo como el pensamiento, ¿cómo hacerlo visible? ¿Cómo propiciar la
cultura del pensamiento en el aula? ¿Cómo enseñar a pensar? Podemos hacerlo de
forma estructurada y consciente a través del aprendizaje basado en el
pensamiento (ABP o TBL en
inglés).
¿Qué es el
TBL?
Propuesto por Robert Swartz, este
enfoque pretende enseñar a pensar eficazmente a los estudiantes a través del
currículo escolar con un trabajo sistemático en cualquier nivel educativo y/o
área de conocimiento, potenciando el papel activo del alumnado para aprender a
aprender.Trabajar de manera regular y metódica la cultura del pensamiento en el aula
promueve que nuestros alumnos sean pensadores más eficaces, personas más
autónomas, responsables, flexibles, resolutivas… En definitiva, competentes,
especialmente en cuanto a la competencia para aprender
a aprender.
Planificar la
enseñanza del pensamiento
Si queremos que se monitoricen los hábitos del pensamiento para convertirse
progresivamente en automatismos, es necesaria una planificación consciente de
cómo enseñamos a pensar.
¿Qué condiciones son necesarias? El Proyecto Zero de la Universidad de Harvard
considera estas ocho: tiempo, entorno físico, oportunidades, rutinas y
destrezas, lenguaje para describir el pensamiento, interrelaciones, creación de
modelos y expectativas del profesorado respecto a que todos los alumnos
pueden aprender a pensar eficazmente.
Esto requiere que los docentes arbitremos momentos y situaciones escolares
que inviten a la reflexión, tanto de forma individual como colectiva,
promoviendo la capacidad metacognitiva de todos nuestros alumnos y dejando que
transformen lo que aprenden.
Estrategias y
recursos para enseñar a pensar
Sea cual sea nuestra especialidad o materia, podemos y debemos entrenar el
pensamiento, ayudar a visibilizarlo. Pongamos nombre y apellidos a algunas
corrientes actuales que tienen como común denominador el aprendizaje
estructurado del pensamiento:
·
Rutinas de pensamiento (David Perkins). Son
patrones sencillos basados en un protocolo de pasos a seguir para explorar las
ideas que se tienen sobre un tema determinado. Ejemplos: Color-Símbolo-Imagen
(CSI), Pienso-me interesa-investigo, círculo de puntos de vista, etc.
·
Destrezas de pensamiento (Rober Swartz). Suponen
emplear procedimientos de pensamiento complejo para organizar, clasificar y
relacionar ideas o conceptos que ayuden en la toma de decisiones y resolución
de problemas. Se clasifican en tres categorías: destrezas
de pensamiento creativo, crítico y analítico. Se apoyan en organizadores gráficos.
·
Hábitos de la mente (Arthur Costa). Son patrones
de pensamiento y conductas inteligentes que se observan cuando enfrentamos
problemas y dilemas de la vida. Son 16 hábitos y puedes conocerlos en este artículo de “Escuela de
experiencias”.
·
Llaves del pensamiento (Tony Ryan). Son
instrumentos que ayudan a desarrollar el pensamiento crítico y creativo por
medio de preguntas. Tenemos 20 llaves que abren el
pensamiento, clasificadas en dos colores: moradas para el desarrollo del
pensamiento crítico y naranjas para el creativo.
·
Otras técnicas. “Seis sombreros para
pensar” de Edward De Bono, Visual Thinking (pensamiento visual), diarios de
aprendizaje, Baraja de la metacognición de Ágora Abierta, modelos de pensamiento, etc.
Analicemos
nuestra práctica didáctica respecto a cómo enseñamos a pensar a nuestros
alumnos; cómo favorecemos su competencia para aprender a aprender. Entrenar el
pensamiento facilita que los alumnos lleguen por sí mismos donde el docente ya
ha llegado por su madurez y experiencia, dándoles el tiempo y las herramientas
necesarias.Esto implica no dar por entendido lo que yo entiendo, no
presuponer que algo debe saberse porque ya está explicado, no imponer mi forma
de pensar como única forma posible, no considerar obvio lo que para mí se
muestra como cotidiano.
En los contextos de aula surgen muchas oportunidades para enseñar y
aprender a pensar, ¡aprovechémoslas! Nos sorprenderá la originalidad con la que
nuestros alumnos razonan sobre la realidad circundante.