Síndrome de Down
Síndrome de Down
El síndrome de Down (SD) es un trastorno genético
causado por la presencia de una copia extra del cromosoma
21 (o una parte del mismo), en vez de los dos habituales, por ello se
denomina también trisomía del par 21. Se caracteriza por la presencia de un
grado variable de discapacidad cognitiva y unos rasgos
físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Debe su nombre a John
Langdon Down que fue el primero en describir esta alteración genética en 1866, aunque nunca
llegó a descubrir las causas que la producían. En julio de 1958 un joven
investigador llamado Jérôme Lejeune descubrió que el síndrome es una
alteración en el mencionado par de cromosomas.
No se conocen con exactitud las causas que provocan el
exceso cromosómico, aunque se relaciona estadísticamente
con una edad materna superior a los 35 años. Las personas con síndrome de Down
tienen una probabilidad superior a la de la población general de padecer
algunas enfermedades, especialmente de corazón, sistema
digestivo y sistema endocrino, debido al exceso de proteínas
sintetizadas por el cromosoma de más. Los avances actuales en el descifrado del
genoma
humano están revelando algunos de los procesos bioquímicos subyacentes a la
discapacidad cognitiva, pero en la actualidad no existe ningún tratamiento
farmacológico que haya demostrado mejorar las capacidades intelectuales de
estas personas.1
Índice
- 1
Historia
- 2
Epidemiología
- 3
Etiología
- 3.1
Trisomía libre
- 3.2
Translocación
- 3.3
Mosaicismo
- 3.4
Expresión del exceso de material genético
- 3.5
Expresión génica diferencial expresada en dominios
- 4
Cuadro clínico
- 5
Enfermedades asociadas más frecuentes
- 5.1
Cardiopatías
- 5.2
Alteraciones gastrointestinales
- 5.3
Trastornos endocrinos
- 5.4
Trastornos de la visión
- 5.5
Trastornos de la audición
- 5.6
Trastornos odontoestomatológicos
- 5.7
Inmunodeficiencia y susceptibilidad a las infecciones
- 6
Diagnóstico
- 7
Tratamiento
- 8
Pronóstico
- 9
Cultura y síndrome de Down
- 10
Véase también
- 11
Referencias
- 12
Bibliografía
- 13
Enlaces externos
Historia[editar]
Artículo
principal: Idiocia mongoloide
Lady
Cockburn y sus hijos, de sir
Joshua Reynolds. El niño a la espalda de lady Cockburn presenta algunos
rasgos compatibles con SD.
El dato arqueológico más antiguo del que se tiene
noticia sobre el síndrome de Down es el hallazgo de un cráneo sajón
del siglo
VII, en el que se describieron anomalías estructurales compatibles con un
varón con dicho síndrome.2 La pintura al temple sobre madera La
Virgen y el Niño de Andrea Mantegna (1430-1506) parece
representar un niño con rasgos que evocan los de la trisomía,3 así como el cuadro de sir Joshua
Reynolds (1773)
Retrato de Lady Cockburn
con sus tres hijos, en el que aparece uno de los hijos con rasgos
faciales típicos del SD.4
El primer informe documentado de un niño con SD se
atribuye a Étienne Esquirol en 1838,5 denominándose en sus inicios “cretinismo”6 o “idiocia furfurácea”. P. Martin Duncan en 1886 describe
textualmente a “una niña de cabeza pequeña, redondeada, con ojos achinados, que
dejaba colgar la lengua y apenas pronunciaba unas pocas palabras”.7
En ese año el médico inglés John Langdon Down
trabajaba como director del Asilo para Retrasados Mentales de Earlswood,
en Surrey,
realizando un exhaustivo estudio a muchos de sus pacientes. Con esos datos
publicó en el London Hospital Reports un artículo titulado: “Observaciones en un grupo
étnico de retrasados mentales” donde describía pormenorizadamente las
características físicas de un grupo de pacientes que presentaban muchas
similitudes, también en su capacidad de imitación y en su sentido del humor.
Las primeras descripciones del síndrome achacaban su
origen a diversas enfermedades de los progenitores, estableciendo su patogenia
con base en una involución o retroceso a un estado filogenético
más «primitivo».
Alguna teoría más curiosa indicaba la potencialidad de
la tuberculosis
para «romper la barrera de especie», de modo que padres occidentales podían
tener hijos «orientales» (o «mongólicos», en expresión del propio Dr. Down,
por las similitudes faciales de estos individuos con los grupos nómadas del
centro de Mongolia).
Tras varias comunicaciones científicas, finalmente en 1909 G. E. Shuttleworth menciona
por primera vez la edad materna avanzada como un factor de riesgo para la
aparición del síndrome.8 De camino a la denominación actual el
síndrome fue rebautizado como “idiocia calmuca” o
“niños inconclusos”.
En cuanto a su etiología,
es en el año 1932
cuando el oftalmólogo neerlandés Petrus Johannes Waardenburg hace
referencia por vez primera a un reparto anormal de material cromosómico como
posible causa del SD.9 En 1956 Tjio y Levan demuestran la existencia
de 46 cromosomas en el ser humano y poco después, en el año 1959 Lejeune,
Gautrier y Turpin demuestran que las personas con SD portan 47 cromosomas.
(Esto último lo demostró de manera simultánea la inglesa Pat Jacobs, olvidada a menudo en las
reseñas históricas).
En 1961 un grupo de científicos (entre los que se incluía un
familiar del Dr. Down) proponen el cambio de «idiocia mongoloide» a la
denominación al actual de «síndrome de Down», ya que los términos «mongol» o
«mongolismo» podían resultar ofensivos.10 En 1965 la OMS (Organización
Mundial de la Salud) hace efectivo el cambio de nomenclatura tras una petición
formal del delegado de Mongolia.11 El propio Lejeune propuso la denominación
alternativa de “trisomía 21” cuando, poco tiempo después de su descubrimiento,
se averiguó en qué par de cromosomas se encontraba el exceso de material
genético.
Epidemiología[editar]
Tabla de
riesgo por edad materna
La incidencia global del síndrome de Down se aproxima a uno
de cada 700 nacimientos (15/10 000), pero el riesgo varía con la edad de
la madre. La incidencia en madres de 15-29 años es de 1 por cada 1500 nacidos
vivos; en madres de 30-34 años es de 1 por cada 800; en madres de 35-39 años es
de 1 por cada 385; en madres de 40-44 años es de 1 por cada 106; en madres de
45 años es de 1 por cada 30.12
El Estudio Colaborativo Español de Malformaciones
Congénitas (ECEMC) informaba en el año 2004 de una prevalencia neonatal de 7,11
cada 10 000 recién nacidos, con tendencia a disminuir de manera
estadísticamente significativa.13 Esta tendencia, junto con el aumento relativo
de casos en mujeres por debajo de 35 años, se atribuye al aumento de interrupciones
voluntarias del embarazo tras el diagnóstico prenatal en mujeres por encima
de esa edad.14
Parece existir una relación estadística
(sin que se conozcan los mecanismos exactos) entre algunas enfermedades
maternas como hepatitis, Mycoplasma
hominis tipo 1, Herpes simple tipo II y diabetes15 y un aumento en la incidencia de aparición de
SD; no obstante esa relación estadística no es tan intensa como en el caso de
la edad materna. Algún autor16 también ha relacionado la baja frecuencia
coital, así como el uso de anovulatorios y espermicidas
con la aparición del síndrome.
La probabilidad de tener un hijo con SD es mayor a la
media para aquellos padres que ya han tenido otro previamente. Típicamente la
probabilidad de tener otro hijo con SD en cada embarazo subsiguiente es de una
por cada cien recién nacidos vivos, esto hay que ponderarlo para cada caso con
el riesgo propio de la madre según su edad. Los antecedentes familiares
igualmente incrementan ese riesgo.
Los varones con síndrome de Down se consideran estériles,17 pero las mujeres conservan con frecuencia su capacidad
reproductiva. En su caso también se incrementa la probabilidad de engendrar
hijos con SD hasta un 50 %, aunque pueden tener hijos sin trisomía.
Etiología[editar]
Las células del ser humano poseen cada una en su núcleo
23 pares de cromosomas. Cada progenitor aporta a su descendencia la mitad de la
información genética, en forma de un cromosoma de cada par. 22 de esos pares se
denominan autosomas
y el último corresponde a los cromosomas sexuales (X o Y).
Tradicionalmente los pares de cromosomas se describen
y nombran en función de su tamaño, del par 1 al 22 (de mayor a menor), más el
par de cromosomas sexuales antes mencionado. El cromosoma 21 es el más pequeño,
en realidad, por lo que debería ocupar el lugar 22, pero un error en la
convención de Denver
del año 1960, que
asignó el síndrome de Down al par 21 ha perdurado hasta nuestros días,
manteniéndose por razones prácticas esta nomenclatura.18
El cromosoma 21 contiene aproximadamente el 1 %
de la información genética de un individuo en algo más de 400 genes, aunque hoy en día
solo se conoce con precisión la función de unos pocos.
Trisomía libre[editar]
Código CIE-10: Q90.0
El síndrome de Down se produce por la aparición de un
cromosoma más en el par 21 original (tres cromosomas: “trisomía” del par 21) en
las células del organismo. La nomenclatura científica para ese exceso
cromosómico es 47, XX,+21 o 47, XY,+21; según se trate de una mujer o de un
varón, respectivamente. La mayor parte de las personas con este síndrome
(95 %), deben el exceso cromosómico a un error durante la segunda división
meiótica (aquella por la que los gametos, óvulos o espermatozoides, pierden la mitad de sus cromosomas)
llamándose a esta variante, “trisomía libre” o regular. El error se debe en
este caso a una disyunción incompleta del material genético de uno de los
progenitores. (En la formación habitual de los gametos el par de cromosomas se
separa, de modo que cada progenitor solo transmite la información de uno de los
cromosomas de cada par. Cuando no se produce la disyunción se transmiten ambos
cromosomas). No se conocen con exactitud las causas que originan la disyunción
errónea. Como en otros procesos similares se han propuesto hipótesis
multifactoriales (exposición ambiental, envejecimiento celular…) sin que se
haya conseguido establecer relación directa entre algún agente causante y la
aparición de la trisomía. El único factor que presenta una asociación
estadística estable con el síndrome es la edad materna, lo que parece apoyar
las teorías que hacen hincapié en el deterioro del material genético con el
paso del tiempo.
En aproximadamente un 15 % de los casos el
cromosoma extra es transmitido por el espermatozoide y en el 85 % restante
por el óvulo.19
Translocación[editar]
Translocación
del brazo largo del cromosoma 21 en uno de los dos cromosomas del par 14.
Código CIE-10: Q90.2
Después de la trisomía libre, la causa más frecuente
de aparición del exceso de material genético es la translocación. En esta variante el
cromosoma 21 extra (o un fragmento del mismo) se encuentra “pegado” a otro
cromosoma (frecuentemente a uno de los dos cromosomas del par 14), por lo cual
el recuento genético arroja una cifra de 46 cromosomas en cada célula. En este
caso no existe un problema con la disyunción cromosómica, pero uno de ellos
porta un fragmento “extra” con los genes del cromosoma “translocado”. A efectos
de información genética sigue tratándose de una trisomía 21 ya que se duplica
la dotación genética de ese cromosoma.
La frecuencia de esta variante es aproximadamente de
un 3 %20 de todos los SD y su importancia estriba en
la necesidad de hacer un estudio genético a los progenitores para comprobar si
uno de ellos era portador sin saberlo de la translocación, o si esta se produjo
por primera vez en el embrión. (Existen portadores «sanos» de translocaciones,
en los que se recuentan 45 cromosomas, estando uno de ellos translocado, o
pegado, a otro).
Mosaicismo[editar]
Código CIE-10: Q90.1
La forma menos frecuente de trisomía 21 es la
denominada “mosaico” (en torno al 2 %21 de los casos). Esta mutación se produce tras
la concepción, por lo que la trisomía no está presente en todas las células del
individuo con SD, sino solo en aquellas cuya estirpe procede de la primera
célula mutada. El porcentaje de células afectadas puede abarcar desde unas
pocas a casi todas, según el momento en que se haya producido la segregación
anómala de los cromosomas homólogos.
Expresión del exceso de material
genético[editar]
La expresión bioquímica del síndrome consiste en el
aumento de diferentes enzimas. Una de las más conocidas e importantes es la superóxido dismutasa (codificada por el gen SOD-1),
que cataliza el paso del anión superóxido hacia peróxido de hidrógeno. En condiciones
normales esto contribuye al sistema de defensa antioxidante del organismo, pero
su exceso determina la acumulación de H2O2, lo que puede
provocar peroxidación de lípidos y proteínas
y dañar el ADN. Otros
genes implicados en la aparición de trastornos asociados al SD son:22
- COL6A1: su expresión incrementada se
relaciona con defectos cardíacos
- ETS2: su expresión incrementada
puede ser causa de alteraciones músculo esqueléticas
- CAF1A: la presencia incrementada de
este gen puede interferir en la síntesis de ADN
- Cystathione
Beta Synthase (CBS):
su exceso puede causar alteraciones metabólicas
y de los procesos de reparación del ADN
- DYRK: en el exceso de proteínas
codificadas por este gen parece estar el origen de la discapacidad
cognitiva
- CRYA1: su sobreexpresión puede
originar cataratas
(opacidad precoz del cristalino)
- GART: la expresión aumentada de
este gen puede alterar los procesos de síntesis y reparación del ADN
- IFNAR : es un gen relacionado
con la síntesis de interferón, por lo que su exceso puede provocar
alteraciones en el sistema inmunitario.
Se encuentran también en el cromosoma 21 varios micro ARNs,
cuya sobreexpresión se ha relacionado con la desregulación de ciertos genes
diana localizados fuera del cromosoma 21.2324 Uno de los microARNs sobreexpresados es
miR–155 que se ha visto implicado en la regulación de genes implicados en la
afectación cardíaca como TFAM,25 en defectos cognitivos como MeCP2, que también se encuentra alterado
por otros mecanismos en el síndrome de Rett.26
Expresión génica diferencial
expresada en dominios[editar]
En el año 2014 se publicó un estudio novedoso
realizado a partir de los fibroblastos de gemelos monocigóticos discordantes
para síndrome de Down. Uno de los gemelos padecía el síndrome y el otro no.
Este hecho permitió estudiar la variabilidad genómica debida al síndrome de Down
eliminando la variación genética entre muestras.
El estudio del transcriptoma
de dichos fibroblastos mostró diferencias en la expresión de 182
genes. Además se observó una menor expresión de proteínas implicadas en rutas
de señalización y respuesta inflamatoria. Uno de los hechos más destacados es
que se encontraron dominios cromosómicos bien definidos con distintos perfiles
de expresión, alternando regiones de expresión aumentada con otras regiones de
expresión disminuida. Tras estas observaciones se concluyó que la expresión
génica diferencial en síndrome de down no se organiza aleatoriamente, si no que
sigue un patrón específico a lo largo de los cromosomas. A estos dominios de
expresión génica desregulada se les conoce como GEDDs (Gene expression
dysregulation domains). En paralelo se realizó el estudio del transcriptoma de
fibroblastos de gemelos monocigóticos sanos y no se observaron
estos dominios GEDDs. La organización en dominios en los gemelos discordantes
podría ser atribuida fundamentalmente a la copia extra del cromosoma 21.
Además, la expresión génica en el contexto de célula trisómica podría estar
menos afinada y ser menos dinámica.
Anteriormente a estos descubrimientos, se había
descrito ya la organización en dominios de los cromosomas de mamíferos con la
identificación de los LADs (Lamina associated domains) cuya característica
fundamental era la inhibición generalizada de la expresión génica. Estas
regiones presentan una baja densidad de genes y una expresión génica disminuida
entre otras características. Los genes en LADs están sobreexpresados en el
gemelo con síndrome de Down, al contrario de los genes localizados fuera de los
LADs. De la comparación entre estos dominios lámina-asociados y los GEDDs se
obtuvieron dos conclusiones fundamentales, que la interacción genoma-lámina
nuclear podría estar modificada en núcleos trisómicos (derepresión en células
trisómicas) y que la topología de los dominios LAD no se perturba por la
presencia de un cromosoma extra.
En cuanto al entorno cromatínico en estos dominios de
expresión génica desregulada, no se observan cambios en la topología del genoma
de los fibroblastos con síndrome de down, lo que sugiere la existencia de
posibles modificaciones epigenéticas en los dominios cromosómicos de células
trisómicas. La comparación de los cambios de metilación de ADN entre el gemelo
sano y el gemelo con síndrome de down, y la posterior comparación con los GEDDs
muestra que la alteración de la expresión génica no puede ser explicada
completamente por los cambios en la metilación. Algunos estudios anteriores han
descrito que el ciclo celular es más largo en el núcleo trisómico sin afectar
al tiempo de replicación, esto resultaría en un mayor tiempo de cromatina
abierta y por tanto un aumento en la transcripción. Por último, cambios en la
actividad transcripcional podrían estar influenciados por cambios en las marcas
de la cromatina
como H3K4me3. Los GEDDs coinciden con modificaciones de histonas metiladas en
fibroblastos trisómicos.
Como conclusión, se podría decir que la presencia de
un pequeño fragmento de ADN extra en el genoma (1 %) puede alterar el
transcriptoma entero. Esto es interesante porque la perturbación de la
regulación génica puede ser común a otras anomalías cromosómicas. Los
mecanismos que están detrás de esta organización en dominios GEDD pueden
explicarse de dos formas: La sobreexpresión de uno o más genes del HSA21
modifica el entorno cromatínico del compartimento nuclear en células
trisómicas, lo que alteraría el transcriptoma y daría lugar al los distintos
fenotipos. La segunda explicación sería que los GEDD aparezcan como resultado
del material cromosómico extra en la trisomía del 21.
Cuadro clínico[editar]
Joven con
síndrome de Down utilizando un destornillador eléctrico.
El SD es la causa más frecuente de discapacidad
cognitiva psíquica congénita. Representa el 25 % de todos los casos de
discapacidad cognitiva. Se trata de un síndrome genético más que de una
enfermedad según el modelo clásico, y aunque sí se asocia con frecuencia a
algunas enfermedades, la expresión genotípica final es muy variada de unas
personas a otras. Como rasgos comunes se pueden reseñar su fisiognomía
peculiar, una hipotonía muscular generalizada, un grado variable de
discapacidad cognitiva y retardo en el crecimiento.
En cuanto al fenotipo han sido descritos más de 100
rasgos peculiares asociados al SD, pudiendo presentarse en un individuo un
número muy variable de ellos. De hecho ninguno se considera constante o patognomónico
aunque la evaluación conjunta de los que aparecen suele ser suficiente para el
diagnóstico. La severidad y variabilidad de los distintos fenotipos en la
población dependen en gran medida del fondo genético y epigenético del
individuo.
Algunos de los rasgos más importantes son un perfil
facial y occipital planos, braquiocefalia
(predominio del diámetro transversal de la cabeza), hendiduras palpebrales
oblicuas, diástasis de rectos (laxitud de la
musculatura abdominal), raíz nasal deprimida, pliegues epicánticos (pliegue de
piel en el canto interno de los ojos), cuello corto y ancho con exceso de
pliegue epidérmico nucal, microdoncia, paladar ojival, clinodactilia
del quinto dedo de las manos (crecimiento recurvado hacia el dedo anular),
pliegue palmar único, y separación entre el primer y segundo dedo del pie. Las
enfermedades que se asocian con más frecuencia son las cardiopatías
congénitas y enfermedades del tracto digestivo (celiaquía,
atresia/estenosis esofágica o duodenal, colitis
ulcerosa...). Los únicos rasgos presentes en todos los casos son la atonía
muscular generalizada (falta de un tono muscular adecuado, lo que dificulta el
aprendizaje motriz) y la discapacidad cognitiva aunque en grados muy variables.27 Presentan, además, un riesgo superior al de
la población general, para el desarrollo de enfermedades como leucemia (leucemia mieloide aguda), diabetes,
hipotiroidismo, miopía, o luxación atloaxoidea (inestabilidad de la articulación entre las dos primeras vértebras,
atlas
y axis, secundaria a la hipotonía muscular y a la
laxitud ligamentosa). Todo esto determina una media de esperanza de vida entre
los 50 y los 60 años, aunque este promedio se obtiene de una amplia horquilla
interindividual (las malformaciones cardíacas graves o la leucemia, cuando
aparecen, pueden ser causa de muerte prematura). El grado de discapacidad
intelectual también es muy variable, aunque se admite como hallazgo constante
una discapacidad ligera o moderada. No existe relación alguna entre los rasgos
externos y el desarrollo intelectual de la persona con SD.
Características
|
Características
|
Porcentaje de aparición
|
|
100%
|
Microdoncia
total o parcial
|
60%
|
|
Retraso
del crecimiento
|
100%
|
Puente nasal deprimido
|
60%
|
Dermatoglifos
atípicos
|
90%
|
Clinodactilia
del 5º dedo
|
52%
|
Diástasis
de músculos abdominales
|
80%
|
51%
|
|
Hiperlaxitud
ligamentosa
|
80%
|
Cuello corto
|
50%
|
80%
|
Manos
cortas/braquidactilia
|
50%
|
|
Braquiocefalia/región
occipital plana
|
75%
|
Cardiopatía
congénita
|
45%
|
Genitales
hipotróficos
|
75%
|
Pliegue
palmar transversal
|
45%
|
Hendidura palpebral
|
75%
|
43%
|
|
Extremidades
cortas
|
70%
|
Pliegue
epicántico
|
42%
|
Paladar ojival
|
69%
|
40%
|
|
Oreja redonda de implantación baja
|
60%
|
35%
|
Enfermedades asociadas más
frecuentes[editar]
Cardiopatías[editar]
Entre un 40 y un 50 % de los recién nacidos con
SD presentan una cardiopatía congénita, es decir, una patología del corazón
presente en el momento del nacimiento,29 siendo estas la causa principal de mortalidad
en niños con SD. Algunas de estas enfermedades solo precisan vigilancia para
comprobar que su evolución es adecuada, mientras que otras pueden necesitar
tratamiento quirúrgico urgente. Casi la mitad de ellas se corresponden con
defectos del septo
aurículo-ventricular (ausencia de cierre más o menos completa de la pared
que separa aurículas y ventrículos).
Una tercera parte (en torno al 30 % según las fuentes) son defectos de
cierre del septo ventricular (pared que
separa los ventrículos entre sí), y con menos frecuencia se encuentran otras
enfermedades como ostium secundum,30 ductus arterioso persistente31 o tetralogía de Fallot.32
En general casi todos estos defectos provocan paso
inapropiado de sangre
desde las cavidades izquierdas del corazón a las derechas, aumentando la
circulación pulmonar. La tetralogía de Fallot, en cambio, provoca un
cortocircuito inverso, por lo que disminuye el flujo sanguíneo pulmonar y
aparece cianosis
(color azulado por la deficiente oxigenación de la sangre), sobre todo en
crisis de llanto o esfuerzos. Esta es una patología grave que precisa cirugía,
habitualmente en el primer año de vida, para reparar los defectos. Es frecuente
que el examen clínico del recién nacido no ofrezca datos de sospecha por lo que
pueden quedar sin diagnosticar en la etapa neonatal hasta un 50 % de los
recién nacidos con cardiopatía congénita. Por este motivo se recomienda la
realización de una ecografía del corazón a todo recién nacido con SD.33 En la etapa de adolescencia
o adulto joven pueden aparecer defectos en las válvulas cardíacas (Con mayor frecuencia, prolapso de la válvula mitral). Los
adultos con SD presentan, en cambio, menor riesgo de arterioesclerosis
y unas cifras de tensión arterial inferiores a las de la población
general, por lo que se consideran un grupo poblacional protegido frente a
enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio…).34
Diagrama
de los defectos presentes en la tetralogía de Fallot: A. Estenosis pulmonar,
B. Aorta acabalgada, C. Defecto del septo ventricular, D. Hipertrofia del
ventrículo derecho.
|
Eco-Doppler
demostrando insuficiencia mitral (incapacidad de la válvula para cerrarse
completamente, provocando regurgitación de sangre hacia la aurícula
izquierda, en azul. Esta patología valvular degenerativa puede aparecer
precozmente en personas con SD.
|
Cardiopatías congénitas y
degenerativas en el síndrome de Down
Alteraciones gastrointestinales[editar]
La frecuencia de aparición de anomalías o
malformaciones digestivas asociadas al SD es muy superior a la esperada en
población general: en torno al 10 % de las personas con SD presentan
alguno de estos trastornos. La lista de anomalías y su expresión clínica
(gravedad con la que se presentan) es muy amplia y variable, pero las que
presentan una mayor incidencia son la atresia esofágica, la atresia o estenosis
duodenal, las malformaciones anorrectales, el megacolon agangliónico (Enfermedad de Hirschsprung) y la
celiaquía. La atresia esofágica consiste en la interrupción de la luz del
esófago (este se encuentra “obstruido” por un desarrollo incompleto).
El riesgo de aparición en niños con SD es casi 30
veces superior al de la población general, y precisa tratamiento quirúrgico
precoz para impedir aspiración de saliva y alimento a la vía aérea y permitir el tránsito adecuado de
alimentos hasta el estómago. Un cuadro similar se presenta en la atresia o
estenosis duodenal (atresia: obstrucción total, estenosis: obstrucción
parcial), pero en este caso en la porción de intestino situada inmediatamente
tras el estómago. Puede deberse a una compresión mecánica del páncreas
por una anomalía en su desarrollo denominada “páncreas anular”. Esta
malformación (la atresia duodenal) aparece hasta en el 8% de los niños recién
nacidos con SD.35 El ano imperforado es la malformación anorrectal más frecuente en
niños con SD: se ha descrito una incidencia del 2-3 %36 (es decir, dos o tres da cada cien niños
recién nacidos con SD lo presentan), mientras que su aparición en la población
general se estima en torno a uno de cada 5000. Su diagnóstico es clínico y su
tratamiento quirúrgico. Otros trastornos relativamente frecuentes son el
megacolon, o dilatación excesiva de la porción distal del tracto digestivo por
un defecto en la relajación y la enfermedad celíaca (intolerancia digestiva al
gluten), que aparecen también con una frecuencia superior a la que se presenta
en recién nacidos sin el síndrome.
Trastornos endocrinos[editar]
Las personas con SD de cualquier edad tienen un riesgo
superior al promedio de padecer trastornos tiroideos. Casi la mitad presentan
algún tipo de patología de tiroides durante su vida. Suele tratarse de hipotiroidismos
leves adquiridos o autoinmunes que en muchos casos no precisan tratamiento,
aunque cuando su gravedad lo requiere deben instaurarse lo más precozmente
posible para no ver comprometido el potencial de desarrollo intelectual.
Trastornos de la visión[editar]
Más de la mitad (60 %) de las personas con SD
presentan durante su vida algún trastorno de la visión susceptible de
tratamiento o intervención. El astigmatismo,
las cataratas
congénitas o la miopía son las enfermedades más frecuentes. Dada la enorme
importancia que la esfera visual supone para el aprendizaje de estos niños se
recomiendan controles periódicos que corrijan de manera temprana cualquier
déficit a este nivel.
Trastornos de la audición[editar]
La particular disposición anatómica de la cara de las
personas con SD determina la aparición frecuente de hipoacusias
de transmisión (déficits auditivos por una mala transmisión de la onda sonora
hasta los receptores cerebrales). Esto es debido a la presencia de enfermedades
banales pero muy frecuentes como impactaciones de cerumen, otitis serosas, colesteatomas
o estenosis del conducto auditivo, lo que ocasiona la disminución de la agudeza
auditiva hasta en el 80 % de estos individuos.
Trastornos odontoestomatológicos[editar]
Las personas con SD tienen una menor incidencia de caries, pero
suelen presentar con frecuencia trastornos morfológicos por malposiciones dentarias,
agenesia (ausencia de formación de alguna pieza dentaria), o retraso en la
erupción dentaria. Son necesarias revisiones periódicas para una corrección
precoz de los trastornos más importantes o que comprometan la función masticatoria
o fonatoria.
Inmunodeficiencia y susceptibilidad
a las infecciones[editar]
Las personas con SD presentan ciertas anomalías
inmunológicas de características e intensidad variables que no son fácilmente
asimilables a las inmunodeficiencias catalogadas. Son la causa
principal de la mayor susceptibilidad de estas personas a ciertas enfermedades
infecciosas. Otros factores inherentes a SD contribuyen a ello: sus frecuentes
contactos con otras personas con discapacidad funcional neurológica en centros
de educación o atención especial, la intensa afectividad de estas personas y la
frecuente coexistencia de otras anomalías, como las cardiopatías, que también
comportan un mayor riesgo o vulnerabilidad a las infecciones.37
Las infecciones del tracto respiratorio representan a
día de hoy la segunda causa de fallecimiento (tras las cardiopatías congénitas)
y la primera causa de hospitalizaciones y complicaciones en niños con SD.37
Diagnóstico[editar]
Medición del
pliegue nucal mediante ecografía convencional.
A partir de 1979 se dispone en los
laboratorios de una prueba en sangre que permite establecer una sospecha
diagnóstica para varios defectos congénitos (espina
bífida y otros defectos del tubo neural). Esta prueba es la determinación
de los valores de AFP (Alfa-fetoproteína), que se encuentran aumentados en
los embriones que presentan estos trastornos del desarrollo. Varios años
después se establece una relación estadística entre valores bajos de esta proteína
y la aparición de trastornos cromosómicos, en especial del SD. En años
posteriores se descubrieron algunas asociaciones similares con otras sustancias
en sangre materna. Hoy día es común la determinación de AFP, estriol y hCG (Gonadotropina coriónica humana) para
determinar el riesgo de aparición del SD. A esto se le llama «triple prueba».
Algunos laboratorios incluyen la determinación de inhibina
(cuádruple prueba). Los valores de estas sustancias en sangre, así como datos
acerca de la edad materna y los antecedentes personales y familiares permiten
calcular un riesgo de aparición de SD, pero no suponen un diagnóstico de
certeza. Determinadas mediciones que se realizan durante las ecografías
(longitud del fémur, grosor del pliegue nucal, y otras)
también aportan información para el cálculo de ese riesgo, pero tampoco
permiten establecer el diagnóstico definitivo.
Para detectar la anormalidad cromosómica durante el
periodo prenatal de forma inequívoca se emplean técnicas de conteo cromosómico,
por lo que es necesario disponer de alguna célula fetal. El acceso al material
celular embrionario puede suponer un cierto riesgo, tanto para la madre como
para el feto, por lo que su indicación se circunscribe a aquellos embarazos en
los que se haya detectado un riesgo de aparición de la trisomía superior al de
la población general (triple prueba positiva, edad materna superior a 35 años o
paterna superior a 50, antecedentes familiares o personales de SD, o
progenitores portadores de una traslocación equilibrada u otras alteraciones
cromosómicas).
La técnica más frecuentemente utilizada para la
obtención de material genético fetal es la Amniocentesis.
Esta técnica se empezó a generalizar en la década de 1960, y consiste en la
punción ecoguiada de la cavidad
amniótica por vía abdominal. Se consigue así una muestra de líquido
amniótico, de donde es posible obtener células fetales para su estudio. Debe
realizarse preferentemente entre las semanas 14 a 17 del embarazo. Es una
técnica relativamente inocua y poco molesta pero comporta un riesgo del
1-2 % de aborto, lesión fetal, o infección materna.
A mediados de la década de 1980 se comenzó a usar otra
técnica, denominada Biopsia de vellosidades coriónicas: se obtiene un
fragmento de material placentario por vía vaginal o a través del abdomen,
normalmente entre las semanas 8 y 11 del embarazo. Esta técnica se puede
realizar antes de que exista la suficiente cantidad de líquido amniótico
necesaria para que se pueda llevar a cabo la amniocentesis, y el estudio
cromosómico es más rápido pues no se necesita el cultivo celular para obtener
una muestra suficientemente grande. Presenta un riesgo para la madre y el feto
similar al de la amniocentesis.
Desde el año 2012 existe un test de determinación de
ADN fetal en sangre materna que permite obtener resultados con una sensibilidad
próxima al 100 % (aunque resultados positivos requieren confirmación
mediante amniocentesis).38
Tratamiento[editar]
La mejoría en los tratamientos de las enfermedades
asociadas al SD ha aumentado la esperanza de vida de estas personas, desde los
14 años hace unas décadas, hasta casi la normalidad (60 años, en países
desarrollados) en la actualidad. A lo largo de los últimos 150 años se han
postulado diferentes tratamientos empíricos (hormona
tiroidea, hormona del crecimiento, ácido glutámico, dimetilsulfóxido, complejos vitamínicos y minerales,
5-Hidroxitriptófano o piracetam)
sin que ninguno haya demostrado en estudios longitudinales a doble ciego que su
administración provoque ningún efecto positivo significativo en el desarrollo
motor, social, intelectual o de expresión verbal de las personas con SD. No
existe hasta la fecha ningún tratamiento farmacológico eficaz para el SD,
aunque los estudios puestos en marcha con la secuenciación del genoma humano
permiten augurar una posible vía de actuación (enzimática o genética), eso sí,
en un futuro todavía algo lejano.
Los únicos tratamientos que han demostrado una
influencia significativa en el desarrollo de los niños con SD son los programas
de Atención Temprana, orientados a la estimulación
precoz del sistema nervioso central durante los seis primeros años de vida.
Especialmente durante los dos primeros años el SNC presenta un grado de
plasticidad muy alto lo que resulta útil para potenciar mecanismos de
aprendizaje y de comportamiento adaptativo.3940 Los individuos con grandes dificultades para
el aprendizaje a menudo han sido internados en instituciones, pero se ha
comprobado que deben vivir en su domicilio, donde desarrollan de forma más
completa todo su potencial. La adaptación curricular permite en muchos casos
una integración normalizada en colegios habituales, aunque deben tenerse en
cuenta sus necesidades educativas especiales. La edad mental que pueden
alcanzar está todavía por descubrir, y depende directamente del ambiente
educativo y social en el que se desarrollan. Cuando este es demasiado
protector, los chicos y chicas tienden (al igual que ocurriría en una persona
sin SD) a dejarse llevar, descubriendo escasamente sus potencialidades. Los
contextos estimulantes ayudan a que se generen conductas de superación que
impulsan el desarrollo de la inteligencia. Como consecuencia, es imposible
determinar los trabajos y desempeños que pueden conseguir durante la vida
adulta. Potenciar sus iniciativas y romper con los planteamientos estáticos que
históricamente les han perseguido son compromisos sociales ineludibles que las
sociedades actuales deben atender.
Recientemente, se ha publicado un ensayo
clínico en el que se describe una moderada mejora con un tratamiento que
combina la estimulación cognitiva
con la administración de un compuesto presente en el té verde,
la epigalocatequina galato.
Un equipo multidisciplinar dirigido por los doctores Mara
Dierssen y Rafael de la Torre ha demostrado que la epigalocatequina galato
provoca una mejoría sensible en la capacidad intelectual y la salud física de
los afectados. Dicho compuesto afecta al gen DYRK1A, relacionado con la
formación del cerebro y sobreactivado por el cromosoma extra del síndrome de
Down; este gen produce un exceso de proteínas asociadas a las alteraciones
cognitivas que este compuesto devuelve a sus niveles normales.41
Atención temprana[editar]
Artículo
principal: Atención temprana
Todos los niños precisan de estímulos para el correcto
desarrollo de sus capacidades motrices, cognitivas,
emocionales y adaptativas. Los niños con SD no son una excepción, aunque sus
procesos de percepción y adquisición de conocimientos son algo diferentes a los
del resto de la población: Las capacidades visuales de los niños con SD son,
por ejemplo, superiores a las auditivas, y su capacidad comprensiva es superior
a la de expresión, por lo que su lenguaje es
escaso y aparece con cierto retraso, aunque compensan sus deficiencias verbales
con aptitudes más desarrolladas en lenguaje
no verbal, como el contacto visual, la sonrisa social o el empleo de señas para
hacerse entender. La atonía muscular determina también diferencias en el
desarrollo de la habilidad de caminar, o en la motricidad fina. Todos esos
aspectos deben ser contemplados en programas específicos de atención temprana
(durante los primeros seis años de vida) para estimular al máximo los
mecanismos adaptativos y de aprendizaje más apropiados. Intentar enseñar a leer
a un niño con SD utilizando métodos convencionales, por ejemplo, puede
convertirse en una tarea muy difícil, si no se tiene en cuenta su superior
capacidad visual. Hoy día existen métodos gráficos (a partir de tarjetas, o
fichas, que asocian imagen y palabra) que están consiguiendo resultados muy
superiores al clásico encadenado de letras en estos niños.42 Además el objetivo de estos programas no es
tan solo la adquisición de habilidades, sino que estas se alcancen mucho antes,
permitiendo continuar con programas educativos que integren al máximo a la
persona con SD en entornos normalizados.43
Vacunaciones[editar]
Se enumeran
las vacunas recomendables, número de dosis y edades en niños con Sd. de Down
(notas al pie: consultar en http://www.pap.es]37
Un buen número de las infecciones que con frecuencia
padecen estos niños son inmunoprevenibles, de modo que las vacunas vienen a ser
una herramienta importante en la mejora de los niveles de salud de estas
personas. Los expertos recomiendan como vacunaciones sistemáticas de los niños
con SD, las siguientes:37
·
Hepatitis B.
·
Difteria,
tétanos y tosferina.
·
Sarampión, rubéola y
parotiditis.
·
Poliomielitis.
·
Gripe.
·
Enfermedad
neumocócica.
·
Hepatitis A.
·
Enfermedad
por Haemophilus influenzae tipo b.
·
Varicela.
·
Rotavirus.
Las pautas de vacunación son variables según la edad y
la historia vacunal de cada individuo, y serán determinadas por los médicos
pediatras o médicos de familia en cada caso.3744
Pronóstico[editar]
Se desconocen todavía los mecanismos que provocan la
discapacidad en las personas con SD, aunque la secuenciación del genoma humano
y diversos estudios llevados a cabo en sujetos con translocaciones parciales
están empezando a servir para descubrir los genes responsables del cuadro.
Estos mapas fenotípicos también se han comparado con algunos casos de monosomía
21 (cuadro de ausencia de uno de los dos cromosomas del par 21, la situación
contraria al SD) obteniéndose así mapas de rasgos asociados al exceso o defecto
de dosis cromosómica.45 En las próximas décadas todo este
conocimiento sobre el funcionamiento y expresión de los genes permitirá, con
seguridad, establecer nuevas estrategias terapéuticas capaces de revertir los
trastornos cognitivos asociados al síndrome de Down, y muchos de sus problemas
asociados.
En 1981 se diseñó el primer Programa de Salud
específico para personas con SD, pero el más ampliamente aceptado y difundido
en la comunidad científica es el diseñado por el Down Syndrome Medical Interest
group (DSMIG).46 En estos programas de salud se contemplan las
actuaciones preventivas mínimas para un adecuado diagnóstico precoz y
seguimiento de las enfermedades o complicaciones que se pueden presentar,
mejorando significativamente el pronóstico de estas personas. Por otra parte
los programas, cada vez más extendidos, de estimulación precoz, y el cambio
progresivo de mentalidad que la sociedad está experimentando con respecto a la
discapacidad intelectual son los principales motivos de la gran transformación
que se está viviendo en torno a las personas con SD. Hace apenas unas décadas
estas personas eran apartadas de la sociedad en instituciones, o escondidas por
sus progenitores, basándose en un falso complejo de culpa. A pesar del enorme
esfuerzo que aún queda pendiente se ha comprobado cómo un entorno basado en la
aceptación, en la adaptación de los métodos de aprendizaje y en la virtud de la
diversidad está dotando a las personas con SD de la autonomía suficiente como
para trabajar, vivir en pareja o desarrollar habilidades artísticas impensables
hace muy poco tiempo.47
Qué es
Es un trastorno genético en el que una persona presenta 47
cromosomas en su cariotipo en lugar de 46. Hace que la persona presente anomalías físicas y
retraso mental y social, aunque existen diferentes grados de gravedad. Todo
esto puede generar diversos problemas a lo largo de su crecimiento.
A día de hoy existen tratamientos que, aunque no erradican los problemas
del síndrome de Down en su totalidad, sí permiten a la persona poder tener una
vida independiente y productiva.
Causas
El síndrome de Down aparece durante la gestación del bebé, como un fallo
cromosómico. El fallo en concreto se produce en la réplica del cromosoma
21, provocando que en lugar de dos haya tres cromosomas (trisomía 21). Este
cromosoma de más es el que provoca los problemas a la hora de desarrollar el
cuerpo y el cerebro del bebé.
Síntomas
Síntomas físicos
Las personas afectadas por síndrome de Down presentan unas características
comunes que se deben a la falta o mal desarrollo de su cuerpo. La cabeza
suele ser más pequeña de lo habitual, con unas orejas y boca pequeña, la nariz
achatada y ojos inclinados hacia arriba, con posibles manchas blancas
alrededor.
Las manos y los dedos también son más cortos de lo habitual, y el tono
muscular del cuerpo en general es mucho menor que el de una persona sin esta
condición.
Todas estas alteraciones los hacen más proclives a sufrir afecciones como
malformaciones congénitas del corazón, demencia, cataratas en los ojos, obstrucciones
gastrointestinales, problemas auditivos, problemas de estreñimiento, apnea del sueño o hipotiroidismo.
Síntomas mentales
Lo más común es que los afectados por síndrome de Down presenten problemas
de comportamiento impulsivo, deficiencia en la capacidad de discernimiento,
nivel de atención bajo y una capacidad de aprendizaje baja.
También pueden sufrir depresión, frustración o ira generalizada al ser
conscientes de las limitaciones que conlleva su condición.
Prevención
No existe una causa concreta que determine por qué se produce la réplica
del cromosoma 21, pero existen factores de riesgo que indican una mayor
probabilidad de que se produzca. Aquellas mujeres mayores de 35 años tienen
más posibilidades de que su hijo nazca con síndrome de Down, una probabilidad
que va aumentando con el paso de la edad. También es más probable que el niño
nazca con síndrome de Down si la pareja ya había concebido a un niño con dicha
condición anteriormente.
En cualquiera de los casos, con las técnicas de hoy en día de inseminación
artificial existen tratamientos para seleccionar aquellos óvulos fecundados con
mejores condiciones para desarrollarse sin problemas. Cuando el óvulo se extrae y se fecunda (por ejemplo, en la fecundación in
vitro), puede estudiarse en un laboratorio y hacerle una prueba de cariotipo
para descartar la aparición de la trisomía.
Una vez que llegan a la edad adulta, la mayoría de los niños con Síndrome
de Down pueden llevar una vida totalmente independiente.
Tipos
Esta patología no se divide en tipos.
Diagnóstico
El síndrome de Down es perceptible a primera vista debido a las anomalías
físicas que se dan, por lo que los únicos diagnósticos que se hacen son en
busca de posibles afecciones. Algunos de estos exámenes son las audiometrías,
exámenes dentales, radiografías de la columna cervical, citologías y exámenes
pélvicos o exámenes de tiroides.
Tratamientos
El síndrome de Down no se puede curar, pero existen tratamientos para
facilitar la vida de las personas afectadas de forma que puedan llevar un día a
día lo más normal posible.
Desde su nacimiento existen comunidades donde se pueden aconsejar distintas
formas de ir adaptando a la persona, fortaleciendo aquellas habilidades que
puede tardar más tiempo en adquirir. Algunos ejemplos de esto son:
·
Logopedia: ayuda a mejorar la destreza lingüística.
·
Fisioterapia: enseñar destrezas motrices.
·
Terapia ocupacional: para enseñar a escoger la alimentación adecuada o
tareas habituales.
·
Cuidados de salud mental: para mejorar el estado de ánimo o de
comportamiento.
Otros
datos
El síndrome de Down recibe su nombre por John Langdon Haydon Down,
un médico británico que en 1866 describió por primera vez las características
clínicas, aunque desconocía las causas. La trisomía 21 no sería descubierta
hasta 1958 por el genetista francés Jérôme Lejeune.
Pronóstico
Pese a todos los problemas que puede suponer tener síndrome de Down, los
tratamientos que se realizan a día de hoy permiten a la persona tener una
vida prácticamente independiente una vez que han llegado a la edad adulta.
Al presentar dicha condición, la persona con síndrome de Down tendrá que acudir
con más frecuencia al médico para hacer un seguimiento de su condición.
Las personas con síndrome de Down tienen más riesgo de sufrir una muerte
prematura, ya sea por problemas cardiacos o a causa de una leucemia.


